14.4.08

Nueva etapa. Fin del mundo.

Todo empieza con un armagedón. Alguien o algo indica que todo va a terminar pronto y de repente la certeza de la muerte se vuelve tangible y agarrate Catalina...
Hay un Picasso frente a mí. Su firma, que vale más que cualquier otra forma en el mundo, está tatuada en el costado del auto.
La idiotez es humana. Sólo nosotros podíamos hacer algo así.
Este desliz no es un texto, no se deje engañar por las sangrías, los puntos y las comas. Estas palabras son paseos de entre sombras. El laberinto de la mente que no piensa en juegos de palabras, porque quiere renunciar a la idea de que sólo hay palabras. Porque si es así, lo único que generan en humor; humor por malas interpretaciones.
Bienvenidos al nuevo mundo de Grasso. Uno que se da en forma indirecta. Uno que no se da al mundo en voz alta. Porque mi voz, ahora es sólo palabras. Mi imagen y mis sonidos son una farsa que impondré como arte en aspecto de cine; experimental como sólo un verdadero genio puede componer. Pero será la mayor farsa. Pues yo, acallado por mi supuesto talento "visual", quedaré hibernando con el recuerdo ya post-mortem en forma de novelas. La diez, la última, transvarious, será el único punto distante. El hombre se ha dejado estar en la estupidez. Yo voy a hacer algo parecido, pero engañando a todos, en forma de cine.
Hasta el final, todo será un engaño. Y en el final el verdadero Grasso retomará. El Grasso cierto, el Grasso-verdad. El Grasso-Novela.
No confíe en el Grasso-Cine, distraído lector. Ese no es más que otro Orson Wells.

Federico "erosionándose" Grasso

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