6.1.08

Azur 17.

Es como si las cosas se dieran en forma de cuento. Es como si la gente no se quisiera y de repente, como si fuera un milagro agotado, se dieran en los ojos de los otros, esos otros significantes, como si de ello se abrieran las puertas del signo y reconstruyera en forma símbolo del amor.

¿Es así como nace el amor? ¿Hay antojos incuestionables que se subscriben como reflejos espásmicos de una sola realidad, ajena al ojo propio y al ajeno?

Estoy cansado de repetirme incesantemente que no he podido dar con el clave circunstancial del sonido original. Es terceto, es simpleza cósmica.

Todo es un cuento, de nuevo. Y en el cuento el hombre se resigna a ser signo. Porque antes la novela lo albergaba como personaje y la felicidad le florecía alrededor como una coraza perfecta de lo que es el hombre reflejado ante quienes lo rodean.

Somos seres descubriendo que no tenemos otro vistazo común. Perdemos el idios kosmos sin cuestionarnos cómo. ¿Habrá que decir que el koimos kosmos se escribe con K pero se piensa con ce? Azulejos que no se dejan orientar, como si el suelo se dijera independiente de nuestros pies. ¿Quién olvidó la primavera y nos dejó en invierno? Como decir: Late. Otro fin late.

Nada nos resigna al final del peor momento de nuestra vida. Ese final duele más porque nos deja separados del sentimiento único y trágico de la vida. El despertar de los malestares dicroicos. El olor a marihuana después de bajarme del colectivo fumando el boleto como muestra gratis del viaje que se paga con ideas. Más olor que primaveras. Otro otoño bilingüe. Supe lo tarde y lo supe tarde. No hay son sin ritmo. No queremos despertar los antojos estrafalarios del sinsentido.

Mis amigos ya no son nada. Mi mundo es sólo primavera, pero recordemos el Otoño bilingüe que sólo me despierta fielmente.

Es demasiado pedir recibir la pena y el dolor como cartas en blanco del amor de nuestra vida. Un ser nace en el espacio compartido de dos cuerpos y se muere cuando los rencores no dejan aire a los recuerdos.

Mi virgen amada. Mi ventana cerrada que anhelé balcón. Es demasiado tarde, otra vez, porque el verano es infierno, y la primavera no esperó. Otro Otoño rencoroso despotricará dos lenguas que ya no se cruzan.

Si esto fuera un cuento las dos últimas palabras cambiarían por completo el sentido de cada una de estas ideas.

Ariel Weiss

2 comentarios:

FG dijo...

Fin de análisis de AW

Thorwelly dijo...

debes ser infiel a cortázar, siempre infiel